Design Thinking para las escuelas

Potenciar la innovación en el aprendizaje

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Hoy en día la metodología de Design Thinking se ha convertido en una auténtica “buzzword” que está en boca de todos, está expandiendo su filosofía a gran número de sectores y encontrándose muy presente especialmente en el mundo de los negocios. Por otro lado, y a raíz de haber ido ganando fuerza y presencia en estos últimos años, esta metodología se ha empezado a impartir también en multitud de escuelas de negocios, con el objetivo de formar a profesionales en este nuevo enfoque creativo de la generación de ideas. Pero, a parte de formar a gente “adulta” y estar enfocado de una u otra manera hacia la obtención de ingresos , ¿hay más aplicaciones en las que el Design Thinking sea de utilidad?

El Design Thinking en las aulas

Sin duda, una de ellas es en el mundo de la educación. Muchos de los procesos educativos actuales siguen líneas que, en muchos sentidos, ya se han quedado obsoletas y no responden a las nuevas necesidades que ha generado el siglo XXI. En muchas ocasiones, la falta de participación de los alumnos no es causa de su incapacidad de compromiso con la materia, sino que se debe más al enfoque anticuado que predomina en el sistema de enseñanza actual. Además de esto, hay otros factores como el espacio donde se enseña y se aprende, la metodología, los recursos educativos, etc. que pueden llegar a frenar y obstaculizar la experiencia de aprendizaje de los alumnos. Esto nos lleva a plantearnos dos preguntas iniciales: ¿estamos preparando adecuadamente a los estudiantes para el futuro? ¿los métodos de enseñanza actuales están realmente adaptados a los nuevos contextos profesionales y sociales?

Los profesores necesitan herramientas para re-imaginar un nuevo contexto educativo, a través de las mirada de los propios estudiantes.

Por poner un ejemplo, entidades como IDEO y Standford, estandartes de la cultura de diseño en el mundo, emprendieron hace tiempo un viaje paralelo en la integración de las herramientas de Design Thinking y sus metodologías, en el ámbito académico preuniversitario. En líneas generales, esta integración se basa en dos líneas de actuación:

  • Capacitar al profesorado en las herramientas, para su uso en la definición y creación de dinámicas y prácticas en el aula.
  • Capacitar a los alumnos con herramientas de desarrollo de la creatividad.

Ambas opciones son caminos interesantes, ambas pueden ir de la mano o desligadas, simplemente la diferencia está en el foco de actuación, y tenemos por seguro que en esta época compleja en la que vivimos ambas líneas de trabajo son necesarias. Además de esto, recientemente la consultora originaria de San Francisco lanzó de forma online su segunda versión del manual “Design Thinking for Educators”.  Debido a su recorrido formando a profesionales del mundo de los negocio, su enfoque está más dirigido a los docentes y en su capacitación profesional a través del uso de las herramientas. Por eso, en colaboración con el Riverdale Country School, IDEO ha creado esta guía y la ha puesto a disposición de todos los educadores interesados en experimentar con el Design Thinking, como una guía adaptada específicamente al contexto de la educación, empoderando a los profesores para crear soluciones con impacto.

Potenciar la innovación en el aprendizaje a través del Design Thinking

En líneas generales y como dijimos en el punto anterior, ambas iniciativas son un buen reflejo del potencial del uso del diseño en el ámbito educativo, una línea de trabajo emergente y con muchas cosas por hacer. Si ponemos el foco en capacitar al profesorado en la metodología de Design Thinking, la clave está en darles las herramientas para que consigan re-imaginar un nuevo contexto educativo a través de la mirada de sus propios alumnos. Por otro lado, y si nos centramos en capacitar a los alumnos, la dinámica se centrará en dar a los estudiantes herramientas, métodos y estrategias, para que potencien por sí mismos su capacidad resolutiva, creativa y reflexiva, de manera que sean capaces de, en un futuro, hacer frente a los desafíos que estarán por venir. 

En ambos casos, con la integración de la metodología de Design Thinking para optimizar los procesos y dinámicas educativas, se busca empoderar tanto al profesor como al alumno, proporcionándoles así las herramientas y las guías para que ellos mismos diseñen el entorno de enseñanza y aprendizaje que más se ajuste a sus necesidades. Ellos más que nadie saben lo que está mal, y ellos deberían tener el poder de cambiarlo.

Los estudiantes no deberían ser solo receptores de información. ¿Por qué no darles las herramientas para que aprendan a trabajar con esa información por sí mismos y construir sobre ella?

Conclusión

Desde Thinkers Co. estamos convencidos que para querer cambiar las cosas y, desde una esfera más ambiciosa, transformar ciertas estructuras sociales, se debe de empezar por la educación. Con esto en mente desde hace algunos años, y para ayudar a difundir esta cultura del Pensamiento de Diseño, hemos ido desarrollando unos itinerarios de innovación y una plataforma digital colaborativa para ponerlos en práctica, que nos están dando resultados en el mundo “adulto” y que estamos adaptando también para el entorno educativo. Porque creemos que el poder único del Design Thinking reside en su capacidad de optimizar cualquier tipo de sistema, democratizando así su enfoque y herramientas y expandiendo una cultura que se centre en la empatía, la experimentación, la creatividad y la capacidad de evaluación.

Actualizado el 18/12/2020

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